Un relato fronterizo con personajes disparatados (reseña)

Que Julián Herbert es uno de los narradores, poetas y ensayistas más transgresores de la literatura mexicana e hispanoamericana es un hecho. Aun recuerdo la lectura de Cocaína (Manual de usuario) (DeBolsillo), un libro de cuentos afilados, un libro donde el placer y el terror se entremezclan, un libro que te vapulea, al igual que su novela Canción de tumba (Literatura Random House), en la que exorciza parte de su pasado, donde vomita esos traumas que marcaron su infancia. Herbert narró la cruda historia de una madre, su madre, que era prostituta. Relatos como este dejan constancia de un horror que sobrevuela el mundo que conocemos, ese que hemos construido a base de sangre y falta de pudor. 

Leer a Herbert es leer una realidad clara y punzante, una realidad que duele, como he podido comprobar nuevamente tras adentrarme en la que es su primera novela Un mundo infiel, que ahora ha "recuperado" Malpaso. Nuevamente, el autor de Acapulco nos sumerge en un ambiente sórdido, donde las drogas y la violencia copan gran parte del protagonismo. Herbert presenta a varios personajes cuyas historias se entrecruzan, ofrece una narración fragmentada en la que poco a poco, paso a paso, ahonda en la psicología de cada uno de los protagonistas para explicarnos esa realidad insólita y delirante. Guzmán, un hombre que en el día de su cumpleaños se cuestiona su matrimonio con Ángela, incluso su existencia. Ángela, una mujer enamorada de su marido, al que le prepara una fiesta por su aniversario, fiesta a la que no acudirá el interesado. El Mayor, Plutarco Almanza, amigo de Guzmán y quien le inicia a éste en el consumo de la cocaína. Los hermanos de Ángela, dos obsesos de la pornografía. Ernie de la Cruz, un trabajador que pierde ambas piernas en un accidente. Doc Moses, un extraño hombre que siente una atracción perversa hacia su hija... Personajes, los de Herbert, disparatados, crueles, perturbados, perdidos...

Ambientada en la ciudad fronteriza de Laredo, Julián Herbert radiografía esa oscuridad latente, ese mundo inhóspito y despiadado que preferimos no ver. Toda esa complejidad la capta el autor mexicano con crudeza, pero también con cierta ternura, pues estos personajes, aunque creamos que ya no tienen salvación, siempre aspiran a alcanzar la redención. Quieren ser amados. 

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